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No más dolor, no más muerte, no más improvisación.

PERÚ 2017: EL NIÑO, DESTRUCCIÓN, IMPROVISACIÓN Y CORRUPCIÓN

Publicado: 2017-03-18

Durante el siglo anterior, se presentaron 22 eventos “El Niño” siendo cada vez más recurrentes e intensos. Los ocurridos en el 82-83 y 97-98, fueron calificados como extraordinarios en cuanto a la magnitud de las alteraciones; los daños para la región del evento 97-98 alcanzaron los 7 mil quinientos millones de dólares y en Perú los daños causados en los sectores afectados fueron de 3 mil 500 millones de dólares. El ocurrido en el año 1925, ha sido calificado por los expertos como gigante, como un diluvio, su impacto no se recuerda como destructivo, en razón de que la población del Perú apenas superaba los 2 millones de habitantes, en Lima, ciudad capital era de 260 mil, las ciudades del interior y su infraestructura en general, eran aun incipientes. 

En el caso del evento “gigante” de marzo-2017 considerado ya como desastre nacional y aún en proceso de desarrollo, ha sido calificado como el más fuerte de los últimos 90 años y para el autor de la presente nota, como el más destructivo de todos los tiempos, por los daños materiales que viene ocasionando, a la fecha 17.03.17, ya se habla oficialmente de un inventario de 70 muertos, 11 personas desaparecidas, 62 mil damnificados, 16 mil viviendas colapsadas e inundadas, cientos de kilómetros de vías pavimentadas y numerosos puentes destruidos. No obstante, lo que preocupa, son las condiciones oceanográficas causantes del evento que no ceden, se mantiene un frente de aguas oceánicas entre Ecuador y el norte de Perú, que superan en 6/7 grados a la temperatura normal del mar, los vientos y las corrientes del anticiclón del pacífico y la corriente de Humboldt se encuentran estáticas, lo que hace presumir, que entre el 20 y 25 de Marzo se podría llegar al clímax del fenómeno.

Improvisación, falta de visión de país y corrupción sistémica

Parece inconcebible que en un país como el nuestro, de recurrencias naturales destructivas, y muy a pesar de tener organismos públicos especializados como IMARPE, ENFEN, ERFEN PERU Y EL SENAMHI, no se investiga el mar, los vientos, las corrientes, su temperatura y los fenómenos que estos generan, consiguientemente la previsión de contingencias de desastres es nula, el crecimiento expansivo de las ciudades del interior y la construcción de infraestructura vial, jamás han contemplado la dotación de desagües y cunetas pluviales, la descolmatación de las cuencas y el reforzamiento de sus riberas siempre han sido ignoradas, pero lo más grave, es la irresponsabilidad criminal de las autoridades nacionales, regionales y locales, que han alentado, han permitido perniciosa y punitivamente, la ocupación de las quebradas, lechos de ríos secos y activos por simple interés político de carácter reeleccionista y personal.

En el Perú y en su República desde 1821 hasta marzo del 2017, y tal y como reza el pasaje bíblico…”nada nuevo hay bajo el sol”, Ec. 1,9; todo, absolutamente todo, esta geo referenciado, la data histórica de miles de años, nos ilustran y nos advierten que estos eventos recurrentes ya se dieron durante miles de años sobre el territorio y así lo entendieron nuestros ancestros. Hace miles de años y en el acometimiento y prevención del fenómeno El Niño; nuestros ancestros nunca ocuparon para sus viviendas y cultivos, los cauces de los ríos en estiaje, menos los lechos de los ríos secos, tampoco las partes bajas e inundables, no solo conocían el territorio, sino que lo dominaban, lo atravesaban de oriente a occidente y viceversa, con mayor facilidad que de sur a norte, aunque la puna siempre ha servido para desplazarse longitudinalmente, pudiendo pasar de un valle a otro. Los viejos caminos eran por las crestas de los contrafuertes andinos, nunca por el fondo de los valles, cuando observamos desde el aire la vertiente occidental de la cordillera, se puede apreciar en los días sin nieblas y sin nubes, como hasta hoy, se destaca el charquinani o camino andino para peatones y llamas con su carga. Los remotos senderos recorren los andes, casi en línea recta, subiendo y bajando ligeramente para pasar de una cresta a otra, de una divisoria a otra, sin acercarse nunca a la vertiente escarpada, por la cual, es imposible caminar, ni al fondo de las quebradas por las cuales se precipitan los huaicos destructores en las épocas de lluvias; así nos lo describe el maestro Javier Pulgar Vidal en su libro: “La Regionalización Transversal del Perú”.

Inoperancia en la gestión permanente de desastres

Casi 20 años después de la ocurrencia de un fenómeno de gran intensidad (Niño 97/98) y cuya presencia fuera conocido con antelación en todo el continente americano, de nuevo esta presente y causando destrozos tal vez nunca antes visto, las mismas debilidades, la acostumbrada y perversa improvisación, que no han de permitir una acción más eficaz de las instituciones obligadas a su conocimiento e información debido a:

- Limitaciones en el modelo global, regional y local para el pronóstico del evento, se carece de información oceanográfica articulada a redes de información en alta mar y comunicación en tiempo real.

- No existe un Centro de Coordinación e Intercambio de información, de investigación y análisis regional y nacional en tiempo real.

- Debilidades para conocer los cambios en el ecosistema marino y su relación con la producción primaria, falta de presupuesto e infraestructura de estudio para el monitoreo planificado.

- Limitaciones en el fomento de la investigación, sin recursos para infraestructura física y del recurso humano investigador.

- Carencia de un Plan de Emergencia Institucional para respaldar contingencias, ejemplo, la realización de cruceros no programados.

- Escasa o nula articulación institucional de investigación con el sector productivo.

- Débiles intercambios de información entre los equipos técnicos océano atmosférico y biológico de los países andinos.

No más dolor, no más muerte, no más improvisación. No esperemos que se nos recuerde como los que no pudieron aprender de sus ancestros, los que no supieron respetar y agradecer lo que la madre naturaleza nos brindaba y más aún, los que no supieron honrar la tierra en la que viven y agradecer por cada dia vivido en la misma. Es necesario que la administración pública se ponga en las botas enlodadas de su gente, que nos miren como iguales y no les tiemble la mano cuando se trate de protegernos ante todos estos fenómenos naturales tan bien conocidos por los padres de nuestros padres. No esperemos que nuestras casas se conviertan en lodo y nuestros sueños en parte del rio para empezar a generar conciencia y exigir lo que nos corresponde


Escrito por

Antonio Ramirez

Amante de la verdad y la palabra, defensor de la anchoveta y la sostenibilidad del la biodiversidad del mar peruano.


Publicado en

Todo Pesca

Urge una conciencia prospectiva de potenciales escenarios en el mar, ríos y lagos, para hacer de Perú, el primer país pesquero del planeta.